On 27 de septiembre de 2013 by femeniname
Había una vez un campesino gordo y feo
que se había enamorado (¿cómo no?)
de una princesa hermosa y rubia…
Un día, la princesa – vaya usted a saber por qué –
dio un beso al feo y gordo campesino…
y mágicamente, éste se transformó en un esbelto y apuesto príncipe.
(por lo menos, así lo veía ella…)
(por lo menos, así se sentía él…)
Jorge Bucay
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Me encanta… la ceguera del amor.
Esa creencia que tenemos tan arraigada de que con nuestros besos podremos transformar el sapo en príncipe. El cuento podía enseñarnos a enamoranos de las personas tal cual son, a aceptarlas y a no pretender cambiarlas para ser felices.
Pues sí. Es imposible, además «transformar» a una persona en algo que no es, va contra su naturaleza. Pero es verdad que cuando amamos, nuestro enamorado/a, es el mejor príncipe o princesa de todos los reinos… Un beso.
«Como la justa palabra humana no es ni la apropiación de un común (la lengua) ni la comunicación de un propio, así, el rostro humano no es ni el individualizarse de una faz genérica ni el universalizarse de los rasgos singulares: es el rostro cualsea, en el cual esto que pertenece a la naturaleza común y esto que es propio son absolutamente indiferentes». (Aristóteles 1:26)
… y ya, viéndose tan bien, se fue con otra Princesa.
Un saludo.
jaaaaa. Es un buen final del cuento 🙂
Es un tema de la filosofia es decir que nosotros manipulamos nuestra realidad a nuestra manera y evitamos afrontar la verdadera realidad. Por lo que con lleva a nuestra propia concepcion del mundo