Mujeres en la ventana «Días de luz»
DÍAS DE LUZ
La fiesta era espléndida. Decidimos celebrarla en la mañana, cuando el sol más brillaba, cuando nuestros ánimos están arriba y el día está por descubrir. Todos vinieron a nuestro encuentro. Sophía y Albert se unen. Van a casarse por fin. Después de tantos años de noviazgo. Después de una vida juntos. Todos sonreían. Música. Manjares. Y una fecha de celebración.
Nuestra fiesta de compromiso. Anunciando la boda. Todos expectantes, con la copa en la mano esperando un brindis de años.
Y sí. Albert y yo éramos la pareja ideal. Nuestros padres habían anunciado la unión hacía una eternidad. Yo creí en ella. No existía más hombre que Albert. Tan caballero. Con su camisa plisada, con su olor reciente de agua de colonia, con su pulcro sombrero y sus palabras refinadas. Mis días eran suyos. No existía más universo.
Y llegó él. Con su semblante de chico malo. Su camisa arrugada. Su barba de días y su olor a humano que me enloquecía. Besó mi mano finamente, sin apenas rozar mi piel. Un beso al aire que mi corazón guardó. Soy un amigo lejano de la familia – dijo. Y mis pensamientos se reunieron ahondando en sus orígenes. Es Marcos, pariente lejano de tu tío Alex, me dijeron. Y yo solo escuchaba sus pasos recorriendo la sala saturada de gente, suculentos platos y música. Me zarandeaban, y entre abrazos, sonrisas y bailes, llegué a él. Una melodía acompañó sus manos rodeando mi cintura. Me estremecí y evité mirarle. Comencé a sofocarme. A sentir que todos nos observaban. Mucho calor, respiración agitada y un deseo irreprimible de besarle. Unas afectuosas palabras envueltas en un deseo que jamás había sentido ni imaginado. Me regañé y supliqué que la pieza terminara. Una cordial despedida y vuelta a mi compromiso. Volveré a por ti – me dijo susurrando en mi piel.
Y volvimos a hacerlo. Encuentros clandestinos donde mis deseos más recónditos me delataron. Días que fueron inmortales en los que me abrasaba con sus abrazos y besos. Días en los que no veía el momento de marcharme de su lado. Días en los que comprendí que él no podía ser mi vida.
Marisa Garrido
Para leer otros relatos llenos de emociones, podeís adquirir su libro recién publicado «Paseando por las letras» en la Editorial Crealite
También podéis acceder a su blog: Un atardecer, unas gotas de lluvia y tú.
Posts relacionados: Mujeres con arte: Marisa Garrido
Y ya sabes, escribe lo que te sugiere alguno de los cuadros de Hopper de mujeres en la ventana: una historia, un relato, un poema, una frase…, envíanoslo a contacto@femeniname.com y te lo publicamos los viernes ¡participa!
Una decisión de aquellas que no por deseadas son difíciles de tomar pero… la vida es corta y la función que representamos sólo tiene un pase, así que lo mejor es tener la entrada adecuada para la función deseada…
Se Feliz. Goza. Disfruta. Ríe. Besa. Ama…. Vive.
1b7.
Se Feliz. Goza. Disfruta. Ríe. Besa. Ama…. Vive. No añado ni una palabra más Josep… Un beso y buen finde, querido compañero.
Ains La Chica F. con corazón bloguero…!
Creo que voy a meter todo en la batidora…!
Un beso de los grandes…! vale, y largos también…!
Siempre me consigues una sonrisa o una emoción. Gracias 🙂
Cuando nos llega lo inesperado, lo nuevo, lo no acostumbrado, nos cambia el paso y nos revuelve todo, y nos replanteamos todo lo que hasta ese momento era aceptado…
Un saludo.
Gracias a todos por vuestra lectura. Situación aplicable a muchos aspectos de la vida. Deseo que os haya gustado.
Un abrazo,
Marisa
Un microrrelato fantastico, Marisa. Me ha encantado!
Muchas gracias, Adwoa¡¡¡me alegra que te haya gustado. Un saludo. Marisa
Esas ocasiones en que algo o alguien llega para trastocar la monótona placidez en que se encuentra inmersa una vida.
Un relato estupendo. Enhorabuena, Marisa y felicidades a Femeniname por esta iniciativa tan creativa.
Muchas gracias por tu lectura y tus palabras. Y estoy se acuerdo contigo. Es una idea fantástica de Femeniname. Un saludo. Marisa